EL ORIGEN EMOCIONAL DEL DOLOR

En la Fibromialgia vemos como, por temporadas, salimos y entramos en la enfermedad. Estamos muy mal y un viaje “fuera” nos hace estar muy bien. Volvemos a nuestra vida y volvemos a estar mal.

Otro día, caemos en un dolor físico profundo que nos tumba.

Hay cosas en la vida que nos afectan profundamente y que no tenemos reconocidas. A veces fue algo que pasó y aparece al igual que una fobia nos brota cuando aparece la araña.  Pero ¿Qué pasa cuando "esa fobia"es a algo que es normal a nuestros ojos y en nuestra familia? ¿Qué pasa cuando vivimos permanentemente con eso?

Si hay un dolor crónico, hay algo crónico que nos lo activa continuamente.

• ¿Qué es lo que más te afecta? ¿Por qué te afecta tanto?
• ¿Hay una falta de reconocimiento?  ¿Te quitan tu sitio?
• ¿Sabes decir sí cuando quieres decir sí y decir no cuando quieres decir no?

Los situaciones difíciles vividas las borra el consciente, es duro y “de eso mejor no hablar”, “ya pasó” se borran del todo. Sin reconocerlos conscientemente quedan frases, palabras, imágenes, olores conectados a ese dolor. Es igual que una música de fiesta de verano queda anclada a aquel chico a aquella sensación bonita que se nos reproduce durante unos segundos cuando la volvemos a escuchar en el trabajo.

Igual ocurre con las negativas, solo que actúan de forma menos consciente. ¿Qué ocurre si un agresor te llamó “bonita” y hoy tu pareja es la que hoy empieza a llamarte bonita”?

¿Qué pasa si cuando estás próxima a la flor blanca que hay por casa revives el dolor de aquel día cuando te dijeron que tu mejor amigo había muerto mientras tu cortabas una flor blanca?

Esta es la parte fundamental en un PROCESO: Identificar los cosas, los hechos que afectan en la vida diaria y después conectar con el origen emocional para desde ahí hacer la desconexión entre el dolor y la “flor blanca”. 

También para no culpar a los demás cuando te regalan una flor blanca.

 ATENDER AL ORIGEN EMOCIONAL DEL DOLOR,
TE PERMITE CONECTAR CON LA SALUD,
CON EL ESTAR BIEN
CON EL BIEN-ESTAR

PERPETUAR EL DOLOR

Autores: Virginia Gawel & Eduardo Sosa, Directores del Centro Transpersonal de Buenos Aires, http://pensamientosensible.blogspot.com Permitida su reproducción citando esta fuente.

Hay dos maneras garantizadas de perpetuar un dolor: la primera y más obvia es aferrarnos a él, impidiendo que la vida siga fluyendo; en ese caso es como si la persona hiciera de ese dolor su identidad, rechazando cualquier alternativa que le permita elaborarlo para pasar a una instancia menos sufriente. La segunda, que es exactamente la opuesta. Sí: otro modo de garantizarnos la perpetuidad de un dolor es evitar hacer contacto con él.

A ver... es como si la vida fuera un largo corredor con múltiples puertas (vínculos, logros, viajes, proyectos...) y la persona entrara y saliera por cualquiera de ellas; pero hubiese UNA PUERTA cuyo umbral es de fuego; cada vez que la persona pasa cerca de ella retrocede, se distrae en otra cosa, bromea para disimular, huye... Detrás de esa puerta está lo evitado: un duelo suprimido, un miedo no reconocido, una carencia que acosa desde el fondo y preferimos no sentir, un rencor que corroe y se disfraza de sarcasmo, un sentimiento de abandono que acompañamos con cualquiera o eludimos decretando soledades...

Creemos ser libres de andar por el corredor, pero no: somos prisioneros de lo evitado. Pues el peligro no es la puerta en llamas: el peligro es su evitación, que nos limita. Y sólo atravesando ese umbral de fuego es posible apagarlo: el único modo de dar fin a la ansiedad que toda evitación produce. Cuando reconocemos lo evitado, cuando lo enunciamos o lo compartimos, cuando pedimos ayuda para transitar ese umbral, cuando ya no nos mentimos... comienza una nueva libertad.

Cada vez que afrontamos, aceptamos, asumimos, y llamamos las cosas por su nombre, estamos poniendo en marcha un proceso que limpia lo largamente fermentado; gracias a él vamos gestando, poco a poco, algo que todos necesitamos sentir: el autoaprecio que adviene por haber tenido el valor de no mentirse más, de no evitar.
Así lo dijo Eva Pierrakos: 

-  Tras la puerta de asumir tu debilidad, reside TU FUERZA.

-  Tras la puerta de sentir tu dolor, residen TU PLACER Y GOZO.

-  Tras la puerta de sentir tu miedo, residen TU SEGURIDAD Y CONFIANZA.

- Tras la puerta de sentir tu soledad, reside TU CAPACIDAD DE AMOR Y COMPAÑÍA.

-  Tras la puerta de sentir tu odio, reside TU CAPACIDAD DE AMAR.

-  Tras la puerta de sentir tu desesperación, RESIDE TU ESPERANZA. VERDADERA Y JUSTIFICADA.

-  Tras aceptar las carencias de tu infancia, reside AHORA TU SATISFACCIÓN.

UNA PIEDRA EN EL ZAPATO

 Si tienes una piedra en el zapato ¿Qué haces? Un calmante ayuda pero.. ¿Qué haces?

... Si tu hermano gemelo murió y te sientes culpable, si tuviste dos abortos, si fallecieron cuatro familiares, si diste a luz sola, si te trataron injustamente en le trabajo, si tuviste un cáncer a la vez que el Alzheimer de tu madre, si tu pareja está con otro, si sufriste abusos en la niñez, si tienes dos hijas con anorexia, si tuviste 5 operaciones en un año y si tienes  un marido que no te escucha, sí ...

... Si todas esas cosas suceden, y a veces en una única persona. Si no se ha tenido tiempo de llorarlas, de sentirlas, de  procesarlas. Si todo eso. ¿Qué te va ha hacer SOLO un tratamiento de pastillas?

¡No necesitas estar dormida, necesitas estar despierta!

Necesitas liberar todo es dolor y no guardarlo en tu cuerpo, porque se queda ahí, escondido y estancado y bloquea el flujo de la energía. El flujo de la Conexión con la Vida, con la Alegría, con la Ternura, con el Deseo.

...Volviendo a la piedra del zapato... El doctor ve el pie y no encuentra nada.

¿Qué piedra llevas tú en el zapato?

LAS DOS ETAPAS DE LA FIBROMIALGIA

Si pudiésemos dividir las etapas de la Fibromialgia en dos, serían estás:

Etapa DE DOLOR Y DE NO PODER MÁS, de ir de médico en médico, de no comprender nada, “y encima de lo que tengo, ahora Fibromialgia”. Etapa de desesperación, agotamiento, dolor y rendición. De culpar a la ciencia por que no haga nada por ti. Cada vez con más dificultades.

En esta etapa hay otras muchas dificultades presentes en la vida (duelo y separación y despido y enfermedades de familiares y económicas y de sexo y pareja y de hijos y suegra).

Etapa HARÉ LO QUE SEA PARA ESTAR BIEN por mí y por los míos, juntos o separados. Algunas dificultades han pasado, padres enfermos se fueron, hijos aprobaron, los hijos acabaron la carrera, hay trabajo...

La enfermedad sigue, se ha estancado.

Siempre nos dijeron que era incurable, las profecías se cumplen.

“Estoy dispuest@ a hacer lo que sea por estar bien. A costa de lo que sea, de dejar un trabajo, de volver a otro, de dejar una relación de pareja. YO QUIERO ESTAR BIEN. Así no puedo seguir, me  comprometo conmigo misma, con  mi salud, con mi VIDA”

Lo intentaré con actividades que relajen y conecten con la vida, como yoga, Chi kung, sevillanas, meditación, shiatsu, terapia... 
Este blog ayuda  en la segunda etapa. Un día os contaré la tercera, la hay.

SINTONIZAR OTRA FRECUENCIA

Sí, yo digo, que igual que podemos cambiar de frecuencia en la radio, en la vida podemos dejar de lado la FM y sintonizar otra frecuencia.

Podemos hacerlo.

Podemos elegir qué leer, por dónde caminar, qué programa no ver, qué música escuchar, qué noticia no repetir, qué queja no hacer, qué cosa pedir, qué saludo dar, con quién no pasear, qué tiempo dedicar...

ATRAVESAR LA PUERTA

Tomando conciencia de la situación real, partiendo de dónde se está y dónde se quiere “ESTAR”, se puede tener la energía suficiente para empezar a salir y pasar por puerta del dolor, para mirarlo de frente y dar cabida a las emociones. Al reconocerlo y acogerlo se desvanece. 
Esta PUERTA del dolor es DE SALIDA.

¡YO QUIERO IR A LA PLAYA, A CADIZ!

Quiero ir a la playa, a una de esas preciosas playas blancas de Cádiz y cojo el coche para ir.  Por el camino veo el cartel de Guadalajara a 20 km, más tarde el Monasterio de Piedra a 10 km. En el próximo desvío veo el cartel de Zaragoza a 80 km y sigo mi viaje. 

De pronto veo un cartel de Huesca y Ordesa y me quejo de lo mal indicado que está todo. Gruño, chillo, maldigo ¡Yo quiero ir a la playa!.

En la vida vamos así, mirando las cosas y sin estar ATENTOS a lo que vemos, a lo que nos pasa, a lo que sentimos. Sabemos conducir bien, pero no miramos las señales, no nos damos cuenta de a dónde vamos.

A veces la vida, simplemente nos pide un cambio de sentido y seguir.  Encontrar “el Sentido” de nuestra vida

Al menos que cambiemos de rumbo, lo más probable es que lleguemos al lugar hacia el que nos dirigimos. 

(proverbio chino)