DESEO QUE ESTE BLOG AYUDE A MUCHAS PERSONAS A VIVIR UN POCO MÁS SERENAS, MÁS RECONOCIDAS Y MÁS CONTENTAS... QUE AYUDE A SUAVIZAR LA ENFERMEDAD.
martes, 13 de diciembre de 2011
EL AMOR RECIBIDO.
La historia surgió hace un año, un domingo por la mañana cuando tomaba café
con Isab después de ver con él, el presupuesto de una obra, esperábamos a mi
marido.
Mientras
llegaba surgió una conversación acerca de su nuevo bebé, su niña, del cariño, de los
regalos de Navidad, de su vida aquí, de su padre... De lo que le sorprendía ver
como besábamos a nuestras hijas adolescentes. Hablamos mucho y distinto, él no
conocía “eso”.
Cuando llegó
mi marido, Isab le dijo con su acento del Este: “La señora me ha dicho que hoy trabaja gratis y me estoy
aprovechando”, con lo cual tomamos el café juntos y
nos dejó para que pudiésemos seguir hablando.
En el
desayuno había un bizcocho, veíamos como estaba de bueno ahora y como se hizo.
¿Qué le pasa
si la masa no lleva levadura... Si no lleva azúcar... Si se hace con canela?
Lo que se le
echa en la masa cuando se hace es para siempre, si lleva azúcar será dulce, si
no ¡no!. No puede ser dulce un bizcocho que no ha tenido azúcar en su masa.
Así jugamos con
los ingredientes del bizcocho, de la persona, con el calorcito del horno en que
se ha cocido, el mimo en la masa, lo que se vivió en la infancia, en el
embarazo, el puntito de limón, de canela...
Hablando de
esto, de la historia de su padre, de lo que tenía que hacer para dar de comer a
sus hijos “... de la casa a la mina y de la mina a la casa...”. de los pocos besos que les dio, del poco
cariño que él tuvo, del poco cariño que les pudo dar.
Isab después
reflexionando y mirando el poso del café me dijo: “El bizcocho de mi padre no tuvo ni harina”.
Ahí cambió
algún plan para los siguientes días.
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Bonita historia y bonita metáfora...
ResponderEliminar...el cariño ...y el azucar de la vida ...y la forma de ser
...y la forma de sentir.
Gracias por la historia.
Un abrazo.
Gracias Cristina.
ResponderEliminarNunca podemos dar lo que no tenemos. Nunca tenemos lo que no hemos recibido.
"Nunca nos pudieron dar lo que ellos nunca tuvieron".